Jacobo salío del trabajo más temprano de lo normal. Mientras iba manejando camino a casa pensaba: "Liliana ya debe estar ahí, ojalá se alegre porque siempre se queja de que mi jefe se aprovecha de mi y de que no comparto casi tiempo con ella ni con los niños". Llegó, parqueó su carro, entró y escuchó unos ruidos extraños. Recorrió con cautela la sala, el comedor, la cocina, el cuarto de lavandería y no encontró nada. A medida que iba subiendo la escaleras hacia el segundo piso los ruidos se hacían más y más fuertes. Se preocupó aún más porque en los últimos días se habían entrado los ladrones a varias casas de la cuadra, pero lo tranquilizaba que hoy los niños tenían clase de natación y volvían a eso de las 6pm.
Una vez arriba, recorrió todas las habitaciones, el estudio, revisó todos los clósets y nada. Sólo le faltaba el cuarto principal que era el único que estaba cerrado. Abrió la puerta y entendió el por qué de aquellos ruidos. Miro detalladamente la escena con la que se encontró, no pronunció palabra alguna, estaba estupefacto. Su reacción fue sencilla: sacó una moneda de 5 centavos de su bolsillo, la brilló con su camisa y se la mostró a Liliana y al hombre con el que estaba teniendo relaciones sexuales. Se aseguró de que la miraran fijamente, especialmente ella.
Después de ese día, Liliana y Jacobo no volvieron a hablar del tema. No hubo reproche alguno ni peleas. Sin embargo, todos los días que podían sentarse a desayunar, almorzar o cenar en familia, Jacobo ponía la moneda de 5 centavos sobre la mesa. Liliana la observaba y no sabía que pensar. Jacobo seguía comiendo como si nada, conversaba y se reía con sus hijos. Desesperada, Liliana le contó a su hermana Carolina lo que había pasado y la estrategia de Jacobo para recordarle todos los días de su vida lo que había hecho. Ella no le puso mucho cuidado.
Liliana empezó a sufrir de problemas de salud, todo parece indicar que la vergüenza la estaba carcomiendo por dentro. Sus ojos perdieron brillo, dejó de arreglarse, lloraba mucho y entró en una profunda depresión. Jacobo seguía firme con el ritual del centavo. Pasaron varios meses y un día de febrero, Carolina recibió una llamada: "Liliana amaneció muerta". Carolina inmediatamente decidió entablar una denuncia ante las autoridades, alegando que por culpa de Jacobo, Liliana había muerto de pena moral. Se iniciaron las investigaciones correspondientes, pero finalmente no se pudo problar que Liliana había muerto por la pena que le causo ver la moneda de 5 centavos todos los días. Se archivó la investigación.
*Historia basada en un caso real del cual conoció la Fiscalia General de la Nación hace muchos años.
Una vez arriba, recorrió todas las habitaciones, el estudio, revisó todos los clósets y nada. Sólo le faltaba el cuarto principal que era el único que estaba cerrado. Abrió la puerta y entendió el por qué de aquellos ruidos. Miro detalladamente la escena con la que se encontró, no pronunció palabra alguna, estaba estupefacto. Su reacción fue sencilla: sacó una moneda de 5 centavos de su bolsillo, la brilló con su camisa y se la mostró a Liliana y al hombre con el que estaba teniendo relaciones sexuales. Se aseguró de que la miraran fijamente, especialmente ella.
Después de ese día, Liliana y Jacobo no volvieron a hablar del tema. No hubo reproche alguno ni peleas. Sin embargo, todos los días que podían sentarse a desayunar, almorzar o cenar en familia, Jacobo ponía la moneda de 5 centavos sobre la mesa. Liliana la observaba y no sabía que pensar. Jacobo seguía comiendo como si nada, conversaba y se reía con sus hijos. Desesperada, Liliana le contó a su hermana Carolina lo que había pasado y la estrategia de Jacobo para recordarle todos los días de su vida lo que había hecho. Ella no le puso mucho cuidado.
Liliana empezó a sufrir de problemas de salud, todo parece indicar que la vergüenza la estaba carcomiendo por dentro. Sus ojos perdieron brillo, dejó de arreglarse, lloraba mucho y entró en una profunda depresión. Jacobo seguía firme con el ritual del centavo. Pasaron varios meses y un día de febrero, Carolina recibió una llamada: "Liliana amaneció muerta". Carolina inmediatamente decidió entablar una denuncia ante las autoridades, alegando que por culpa de Jacobo, Liliana había muerto de pena moral. Se iniciaron las investigaciones correspondientes, pero finalmente no se pudo problar que Liliana había muerto por la pena que le causo ver la moneda de 5 centavos todos los días. Se archivó la investigación.
*Historia basada en un caso real del cual conoció la Fiscalia General de la Nación hace muchos años.